domingo, 23 de enero de 2011

'Ustedes' y 'Nosotros'



ustedes cuando aman
exigen bienestar
una cama de cedro
y un colchón especial

nosotros cuando amamos
es fácil de arreglar
con sábanas qué bueno
sin sábanas da igual

Ustedes y Nosotros (Mario Benedetti)


Mucho se ha hablado esta semana del sueldo de Eduardo Bautista, responsable de SGAE. La información que él mismo ha hecho pública le reconoce unos ingresos anuales de 250.000 euros. En el encuentro digital que el sr. Bautista mantuvo el viernes, él mismo mencionaba que no es uno de los sueldos mas altos de la industria musical, en una suerte de justificación a mi juicio innecesaria.

Si Eduardo Bautista cobra esa cantidad, mejor para él. No condeno ni acuso a aquellos que tienen mas que yo. Pero sí que tengo que manifestar que no me siento representado por tales personas.

Uno siempre entiende más a sus iguales, defiende aquellos intereses que comprende, y con los que llega a sentirse identificado. Eduardo Bautista se compara con otros que cobran mas, pero no se compara con los que cobran menos. Y me temo que no puede representarnos a los que no llegamos -ni de lejos- a su nivel de vida. Una gran mayoría de músicos, socios o no de SGAE, nos apañamos con 'palicos y cañicas' para afrontar el día a día. Parados, mileuristas y supervivientes no estamos en el mismo estamento, ni nos codeamos con personas del nivel que Eduardo Bautista menciona. Bautista y sus iguales son 'Ustedes'. Los demás, 'Nosotros'.

El gremio de 'Ustedes' dirige el cotarro, y dicta normas sobre lo que es o no es conveniente para el gremio de 'Nosotros', pero al final 'Ustedes' son los únicos beneficiados.

El sr. Bautista representa a 'Ustedes', que son sus iguales. No puede calibrar lo que pesan sus imposiciones económicas sobre una sociedad llena de 'Nosotros'. Para uno de 'Nosotros' pagar un canon por un ordenador, disco duco o CD es una imposición injusta y una agresión más a un bolsillo siempre escaso. Pero para 'Ustedes' es garantizar sus fabulosos ingresos. Los 200.000 euros anuales de 'Ustedes' no les dejan ver hasta qué extremo pueden afixiar a un bar o una peluquería -que ya las están pasando canutas- cobrándoles por tener música para sus clientes.

'Ustedes' no comprenden el impacto que puede llegar a tener el que exijan que se pague por la música en una boda, porque cada uno de 'Ustedes' cobra anualmente una cantidad igual o superior a la hipoteca que la pareja que se casa pagará durante el resto de su vida para tener una vivienda.

Todos los privilegios de que disfrutan 'Ustedes' les impiden ver los problemas que afectan a 'Nosotros'. No están capacitados para entendernos y menos para representarnos. Las decisiones que toma SGAE, las toma un pequeño número de socios: 'Ustedes'. La inmensa mayoría, que somos 'Nosotros' no tenemos poder de decisión.

Pero es evidente que 'Ustedes' sí representan a alguien. Está claro que representan a sus iguales. Sus decisiones obedecen a los intereses de grandes compañías, y de políticos que escuchan la verdadera voz de su amo (aunque luego digan que están puestos por y para 'Nosotros'). Ese político que cobra tanto o más que el sr. Bautista, y que tiene tantos privilegios, tampoco me representa. De hecho, sus propuestas de ley sólo benefician a 'Ustedes'. A 'Nosotros' nos imponen más cargas. El cantante con mansión al otro lado del charco (y que paga impuestos allí, pero no aquí) tampoco me representa. Defiende a los suyos, que son 'Ustedes'.

Me estoy dando cuenta que todo este conflicto no tiene nada que ver con la industria, ni con los artistas, ni con los usuarios, ni con internet. El verdadero problema es entre 'Ustedes' y 'Nosotros'. Y aunque rara vez se nos escuche, ya va siendo hora, porque 'Nosotros' somos más que 'Ustedes'.

jueves, 20 de enero de 2011

Chocolate Para los Oídos: Ruby Blue



En breve tendré preparada mi petición a SGAE, y un par de cosas mas.

Mientras tanto, quiero sugerirte que disfrutes de uno de mis grupos favoritos (Ruby Blue), y una de sus mejores canciones: Primitive Man. Hay canciones que son comparables a comer un trozo de buen chocolate. Para mí, esta es una de ellas.

Yo los descubrí por casualidad, a principios de los 90 en la bandeja de cassettes de saldo de unos grandes almacenes. No he vuelto a ver nada de ellos en tiendas, ni tampoco en descarga. Lástima. Tenían cosas fenomenales.

miércoles, 19 de enero de 2011

AUTORIA Y DERECHOS DE AUTOR (Parte 3)



A todos los clientes y a todos los socios de SGAE:

El contenido de este texto nos afecta a todos, seamos socios o no de SGAE. Los socios tenemos las manos atadas para ofrecer nuestra música con licencias de tipo Copyleft. Por contrato, nos está prohibido.
Cada ciudadano de este país es cliente de SGAE: pagamos un precio extra destinado a SGAE cada vez que compramos cd o dvd vírgenes, discos duros, equipos informáticos, etc.

En definitiva, lo queramos o no, lo que hace SGAE nos afecta a todos.

Somos conscientes de la actitud de que ha venido demostrando esta entidad. Muchas de sus acciones se han ganado la desaprobación de la opinión pública. no comprendemos tales acciones, porque, en general, no están acordes con los tiempos en que vivimos. SGAE parece seguir anclada en el pasado mientras la sociedad actual sigue su camino.

Cuando firmé mi contrato con SGAE a principios de los 90 era imposible imaginarse el giro que terminarían dando los acontecimientos, sobre todo en lo relativo a internet. Las circunstancias han cambiado, pero no la cláusula de mi contrato que me impide, por ejemplo, crear música bajo una licencia copyleft y dejar que se utilice en proyectos libres. No estoy hablando de las canciones que ya he puesto a disposición de SGAE, sino de todas aquellas que pueda componer de aquí en adelante.

Quiero elegir. Quiero decidir qué pongo a disposición de SGAE y qué me pertenece a mí. Qué quiero que gestionen ellos, y qué quiero compartir con todos:

COMO CREADOR, QUIERO QUE SE ANULE LA CLÁUSULA QUE COMPROMETE TODA MI CREACIÓN PASADA, PRESENTE Y FUTURA.

Dar este paso sería realmente positivo para SGAE. ¿No dicen que quieren dar mas transparencia a su gestión? ¿No dicen que pretenden mejorar su imágen? Bien, pues yo propongo que empecemos por aquí.

Si conseguimos ese cambio, los creadores tendremos libertad para usar plenamente las estrategias de promoción actuales. Actualmente ser socio de SGAE es estar en desventaja de maniobra frente a aquellos que no lo son.

La ley de este país decreta que no haya mas entidad de gestión que SGAE. Cuando se hizo esa ley, tal vez fuera lo mas práctico, pero ahora ya no lo es. Podría haber otras entidades de gestión, incluso con mejores garantías que la actual. Entonces, pidamos a SGAE que se adecúe a los tiempos. Pidamosle que nos desate las manos.

Desde aquí te quiero pedir tu colaboración. Seas o no socio de SGAE, este asunto también es asunto tuyo. Pagas obligatoriamente por una serie de conceptos que ellos justifican tomando a los creadores como rehenes. El próximo paso es comenzar una recogida de firmas para pedir este cambio. También son muy valiosas tus ideas, consejos y puntos de vista.

NO ESPEREMOS A QUE LAS COSAS CAMBIEN: CAMBIÉMOSLAS NOSOTROS.

martes, 18 de enero de 2011

AUTORIA Y DERECHOS DE AUTOR (Parte 2)



Hasta hace poco, los beneficios que generaba el copyright eran un suculento bocado para todas aquellas producciones musicales que alcanzaban la fama. Claro que, para un autor sería literalmente imposible recaudar el dinero que tales creaciones hubieran producido. En nuestro país se encarga SGAE, con carácter exclusivo. No hay ninguna otra entidad autorizada a hacer tal recaudación y reparto. Es decir, que si quieres cobrar estos derechos de tus obras (siempre que los generen, claro) tienes que ser socio de SGAE. En caso contrario, y aunque alguna de tus canciones esté sonando en la radio o tv -por ejemplo- bajo derechos reservados a tu nombre, no verás ni un céntimo.

SGAE se encarga de pedirle dinero a todos aquellos que se 'benefician' de alguna manera de la música que consta en sus registros. Con las cantidades recaudadas, hace sus cálculos de reparto, en función de la supuesta difusión de cada canción. A cada beneficiario se le descuenta el 17% de sus ingresos en concepto de gastos de gestión.

Pero siempre que aparece el dinero en juego, nos encontramos con que las cosas no están tan claras como parece. Hecha la ley, hecha la trampa.

Para empezar, aunque la ley dice que el autor tiene el derecho exclusivo a la comercialización de la obra, hasta hace poco eso era imposible en la práctica. Veamos. Supongamos que eres compositor. Hoy estabas que te salías y has escito la que podría ser la canción del siglo. La llevas a registrar, y grabas una maqueta. Haces unas cuantas copias y te lías a enviarlas a discográficas. Además procuras tocar por ahí, a ver si te descubre un cazatalentos. Y resulta que un buen día te llaman para decirque que les interesa la canción. Pero claro, para publicar algo tendrás que negociar con una editorial musical, que se va a llevar la mitad de tus royalties. Si el tema va a cantarlo un artista mas conocido que tú, puede que te impongan compartir la autoría, en base a razones mas o menos peregrinas (arreglos o 'correcciones', reputación del artista...). En fín, que al final, o pasas por el aro, o no editas tu canción.

Hasta hace poco, publicar un disco sin pasar por SGAE (fueras socio o no lo fueras) te exponía a graves consecuencias. Tocar gratis en un local público tu propio repertorio puede atraer al inspector de turno, que te pedirá dinero aunque no se hayan generado beneficios de ninguna clase. Y, si eres socio pero quieres difundir alguna de tus canciones con algún tipo de licencia libre (copyleft) descubrirás que no puedes. Así, como suena.

El primer punto del contrato que se firma con SGAE compromete a cada socio a ceder a SGAE en exclusiva todos los derechos en materia de distribución, explotación pública, entre otros de una larga lista (puedes ver el contrato aquí). El punto tercero aclara que el objeto de esta cesión consiste en todas las obras sobre las que el socio tenga algún derecho al momento de la firma, y todas sus obras futuras mientras siga siendo socio.

Si siendo socio de SGAE, deseas hacer alguna creación bajo licencia de copyleft, estás incumpliendo tu contrato. Así de sencillo. ¿No decía la ley que el autor tiene libertad de elegir la comercialización de sus obras? Pues no es cierto en la práctica. Si te haces socio de SGAE ya no puedes elegir. Puedes cancelar tu contrato, eso sí, pero eso significa renunciar a los derechos que sigan generando las canciones de tu autoría que ellos administran. Genial ¿no? O pasas por el aro, o pierdes hasta lo que es tuyo. Puedes leer la historia de Jose al respecto de esta situación.

Aún no tengo claro si esta cláusula es del todo legal, pero lo cierto es que me parece anacrónica. A día de hoy no respeta las posibilidades ni los derechos de los creadores.
Atento a la próxima entrega de esta serie. ¿Qué crees que pasaría si le pedimos a la querida SGAE que se replantee esa cláusula?

domingo, 16 de enero de 2011

AUTORIA y DERECHOS DE AUTOR (Parte 1)



He leído en algunos comentarios de blogs diversas opiniones que muestran confusión respecto a dos conceptos muy diferentes entre sí: por un lado está la AUTORÍA de una creación (sea científica, artística, literaria, etc) y por otro lado están los DERECHOS DE AUTOR.

Cuando hablamos de autoría, nos referimos al derecho que tiene un creador de que se le atribuya la creación de su obra. Se trata de un derecho moral 'irrenunciable e inalienable', según el texto de la ley de propiedad intelectual. Hasta este momento no estamos hablando de dinero, sino de atribución de obra. Es decir, que si una persona escribe un texto o compone una canción, por ejemplo, ostenta el derecho de figurar como su creador, y que nadie mas pueda atribuírse tal creación. La Ley de Propiedad Intelectual reconoce que uno ostenta la propiedad intelectual de sus creaciones por el mero hecho de haberlas creado, y no debería hacer falta nada mas. No obstante, es habitual depositar las creaciones intelectuales en el Registro de la Propiedad Intelectual (que no tiene nada que ver con SGAE), a fin de demostrar -con fecha y hora- la propia autoría, y así evitarse problemas ante cualquier conflicto que pudiera ocurrir. No es la única forma de protegerse, pero sí es la más ortodoxa por el momento.

Lógicamente, quien es dueño de una cosa, puede decidir si la explotará comercialmente, y de qué manera. En este caso estaríamos hablando de los Derechos de Autor. La misma Ley de Propiedad Intelectual atribuye al autor el derecho exclusivo a la explotación de la obra. Es decir, que el compositor o el escritor que poníamos como ejemplo en el párrafo anterior tiene derecho a comercializar su obra de la forma que le apetezca, o lo que es mas realista, de la forma que pueda. La ley le permite ser quien decida la manera de poner a disposición del público su creación, y recibir los beneficios que se generen. Aunque el creador pueda poner a disposición del público su obra, o ceder voluntariamente a terceros los beneficios económicos que ésta genere, el derecho de figurar como autor nunca lo pierde.

Hasta aquí lo que dice la teoría. La práctica no tiene gran cosa que ver con lo citado. Lo cierto es que las posibilidades de hacer lo que quieras con tus obras pocas veces están en tus manos. Casi siempre están en manos de empresas discográficas, editoriales y entidades de gestión de derechos. Es mas, ni siquiera tu derecho a figurar como autor está garantizado. A veces ocurren cosas como ésta:

-[Productor] hola chaval, acabo de oír tu maqueta. No está del todo mal...

-[Compositor] ¡Gracias! ¿Me van a grabar un disco?

-[Productor] No, mira... la verdad es que no das el perfil para lo que buscamos. Pero estamos recopilando algunas canciones para un cantante nuevo que vamos a lanzar y a lo mejor tu canción puede entrar en el disco.

-[Compositor] ¡Bien! Al menos tendré algo publicado. Y estoy necesitado de pasta.

-[Productor] Sí, bueno, aunque hay algunas condiciones...

-[Compositor] ¿Cuáles son?

-[Productor] Nuestro cantante tiene la imágen de joven cantautor rebelde, indie, bueno, todo eso que les gusta a los críos, y claro, tiene que parecer que lo ha compuesto él. Y yo tengo que adaptar algunas cosas de tu canción, así que también firmaré una parte.

-[Compositor] Ah, o sea, que es como si la hubiéramos compuesto entre los tres, ¿no?

-[Productor] ¿Tres? No, hombre. Dos: el cantante y yo. Tú no apareces. Te pagaremos algo, claro, pero ya está. Esto es una oportunidad para tí. Vas a ver como tu canción se hace famosa. Y si no te interesa no importa. Me llegan veinte maquetas diarias. Alguno se alegrará. Venga, firma aquí...


Aunque parezca parte de un relato de Kafka, esta situación ha sido más común de lo que puedas pensar. Por supuesto siempre puedes decir que no, aunque a muchos les duele dejar escapar este tipo de 'oportunidades'. El tema de los derechos de autor es igualmente increíble. En el próximo post hablaremos de ello. Merece la pena verlo con detalle.

sábado, 15 de enero de 2011

LAS PALABRAS SON ARMAS




Las palabras son auténticas armas.  Las palabras adecuadas pueden seducir a multitudes para secundar una locura, poner al menos indicado en el poder, o hundirle la vida a alguien.

Y también pueden silenciar a multitudes. Cuando los políticos usan la palabra "internauta" no puedo evitar pensar que esa, precisamente, es la intención: silenciarnos.

Puedes variar una palabra en un enunciado y estarás diciendo lo opuesto a lo que deberías estar diciendo. Y es que no es lo mismo decir 'internautas', que decir 'ciudadanos'. Veamos por qué.

Supongamos que leemos esta noticia: 'Los internautas se oponen a la Ley Sinde'. Parece que se describe el complot de un grupúsculo de frikis, que han fraguado desde su cuarto un boicot malintencionado. Adolescentes de la generación Ni-Ni que no tienen nada más productivo que hacer. El triunfo de Enjuto Mojamuto, vaya.

Pero supongamos que la frase hubiera estado redactada de esta manera: 'Los ciudadanos españoles se oponen a la Ley Sinde'. Da otra impresión ¿verdad? Esa palabra transmite la idea de un grupo heterogéneo de personas, de todas las edades y circunstancias. En este caso estaríamos hablando de ciudadanos de todo tipo enfrentados a una pretensión determinada de sus políticos. Políticos a los que ellos eligieron. Curiosamente, cuando un político llega al poder, a quien se lo atribuye es a esos 'ciudadanos'.

Antes me comunicaba por correo, pero nunca oí la palabra 'cartanauta'. También leo la prensa, y nadie dice que sea un 'periodiconauta'. Hablo mucho por el teléfono, pero no me definen como 'telefonauta'. Entonces, ¿por qué catalogar a los usuarios de internet? ¿No será que les empieza a dar miedo la capacidad de la red de unir con rapidez a voluntades semejantes? Se les escapa el poder por ahí, y les aterra perder el control. Así que, cuando el pueblo le levanta la voz a sus líderes, prefieren meternos a todos en una palabra con tintes peyorativos. Y así es más cómodo desprestigiar esa opinión.

Y quien dice desprestigiar dice insultar. Recomiendo la lectura de este artículo de Nación Red. Se trata de una recopilación de insultos dedicados al colectivo 'internauta' español, proferidos por cineastas, artistas, escritores y políticos. La realidad es que tales insultos se los dedican a los ciudadanos españoles que usan internet. Los mismos que les votan, les leen, ven sus producciones, compran sus discos o van a sus conciertos. Gente de un amplio rango de edades, ocupaciones, posición social...

Me niego a que me cataloguen como 'internauta'. Te recomiendo que tú también te niegues. Si las palabras son armas, ahora mismo nos están apuntando con una.

jueves, 13 de enero de 2011

¿Cuánto dices que cuesta eso?




Acabo de leer en ciber país (http://bit.ly/cXJZ7z) que el lanzamiento de un artista cuesta más de 700.000 euros. Y desglosa una serie de gastos facilitados por la Federación Internacional de la Industria Discográfica. Para todo aquel músico acostumbrado a apañarse con 'palicos y cañicas' el desglose de gastos que facilitan le debe parecer kafkiano. Como dijo Jack, vayamos por partes...

La primera en la frente: Adelantos para el artista, 258.000 euros. ¡Venga! ¿de qué artista estamos hablando? Ja!!
Presupuesto de grabación, 169.000 euros. Pregunta: ¿Si os consigo un estudio de la misma calidad con unos técnicos más que buenos por la cuarta parte de ese dinero... me puedo quedar con la pasta que sobra?
Tres videoclips de (atención) 'mediana factura': 140.000 euros. ¡Menos mal que no eran de 'alta factura'!
Y siguen algunas cifras para promoción, etc, etc.

Confieso que mi primera intención fué comentar cada partida de gastos. Pero pronto me di cuenta que estas cifras no se las va a creer nadie. No discuto que puedan justificar esto y mas en hacer una produccción. Otra cosa es que tal producción lo valga. Cualquiera de esos gastos se puede optimizar con los mismos resultados de calidad. Al final, se ve por dónde van los tiros, y cual es la burra que venden: internet no es suficiente para promocionar a un artista, y el Gran Hermano Musical tiene que soltar pasta a raudales para que un artista levante cabeza. Y acto seguido nos cuentan que las inversiones de marketing artístico están cayendo poco a poco por culpa del 'intercambio ilegal de archivos y otras formas de piratería' (sic).

La realidad es que estas cifras están francamente infladas. Hoy por hoy te puedes gastar lo que quieras en una producción, pero puedes conseguir los mismos resultados gastando mucho menos. Claro, que si le pagas una minuta millonaria a un productor por su nombre, y luego tienes a los curritos del estudio metiendo 12 horas diarias por el salario base, vamos entendiendo la jugada. Esta situación también revela que el negocio se lo reparten siempre los mismos, bloqueando la entrada de nuevos valores. Se dedican a producir clones de aquello que les ha dado dinero, sin arriesgar ni apostar por verdaderos contenidos artísticos. También podríamos hablar de las cantidades que hay que pagar para que determinados artistas aparezcan en los medios. Pero este tipo de prácticas perjudican a todos los que no pueden comprar los gustos de las radios y las televisiones, y por ello no salen nunca.

Estos son los que se autoerigen en paladines de la cultura. Los que defienden su modelo de negocio con uñas y dientes, comprando voluntades políticas y mediáticas (¿incluirán esos gastos en sus presupuestos?). Pero lo cierto es que la industria musical se compone de otras compañías que han asumido riesgos por acercar al público verdaderos artistas a los que los grandes jamás les hubieran dado una oportunidad. Y no olvidemos tampoco que una gran parte del público prefiere que le deslumbren los oropeles de las grandes empresas que atender y entender el contenido artístico de producciones mas valiosas.

domingo, 9 de enero de 2011

Primero tomaremos Manhattan... y luego si eso ya nos metemos algo mas fuerte.



Los músicos nunca hemos tenido buena fama. De hecho la hemos tenido muy mala. Siempre se nos ha catalogado junto a gentes de mal vivir. Conducta desordenada, uso de substancias ilegales, dudosa posición económica, y un largo etcétera.
Aunque pudiera parecerlo, en esta época estamos igual. Han cambiado las formas, pero no el fondo. Ya no somos unos arrastrados, sino unos burgueses sospechosos. Ahora estamos en medio de la contienda entre la industria musical y el consumidor final. Me explico...

La industria dice defender nuestros derechos, mimar nuestro trabajo y hacer viable nuestra profesión. Sin ellos somos una especie condenada a la extinción. A cambio nos pide que protejamos sus negocios. Negocios que, por cierto, nunca fueron los nuestros. Sacan como abanderados a cuatro privilegiados que viven (y muy bien) de la música, y pretenden que nos representen a todos los que vivimos (no tan bien... e incluso mal) de nuestra música.

Por otra parte, una inmensa mayoría del público entiende que deberíamos vivir de una serie de fórmulas infalibles (según ellos...) y renunciar a otros modelos de negocio obsoletos. Para ello citan algunos casos de éxito que también pretenden que nos encajen a todos los músicos del planeta.

Por mucho que me esfuerce no veo las cosas tan claras como cualquiera de las dos partes. A menudo me siento en medio de una batalla de la que sólo puedo salir perjudicado. Creo que todas las partes de este conflicto estamos condenadas a entendernos. Nos tocará ceder a todos, movernos de nuestras posiciones y avanzar hacia un punto común. Está claro que la situación actualmente es distinta de lo que era años atrás, y no podemos abordarla con la misma mentalidad, ni con los mismos modelos de negocio que entonces. Pero tampoco podemos pretender que todo el monte es orégano. La inmensa mayoría de los músicos no tenemos una mansión en un paraíso fiscal. No hacemos giras millonarias, ni publicamos discos de ventas internacionales. Igualmente, muchísimos empresarios de este sector trabajan con parámetros de supervivencia muy distantes de los de las cuatro multinacionales. No se puede generalizar, ni meter a todos en el mismo saco.

Me gustaría tratar aquí algunos temas candentes, pero también analizar situaciones de fondo, desde la óptica de aquellos cuya vida profesional está relaccionada con la música (intérpretes, compositores, organizadores de eventos, etc). Son bienvenidas todas las opiniones, sea cual sea su postura, siempre que partan del respeto.

Escucha recomendada: Manhattan (Enrique Morente y Lagartija Nick)